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HISTORIA DE LA FONOAUDIOLOGÍA
Desde antiguos tiempos en los que el hombre desarrolló la capacidad de comunicación, se empezaron a hacer notar falencias en el habla, la voz, el lenguaje, etc.
Dentro de los personajes reconocidos en la historia que poseían alguna de estas incapacidades se encuentran, Moisés quien reconoció ser lento en su habla y no tener facilidad de palabra, también está presente Demóstenes quien siendo un político y orador, tenía un impedimento en el habla, tartamudez, poca voz y sus frases eran largas y sus movimientos torpes, siendo el mismo quien creó un tratamiento para mejorar de algún modo estos aspectos.
Pero realmente fue el interés sobre las patologías del habla que mostró Hipócrates, un médico de la antigua Grecia, que hizo que la medicina como tal empezara a estudiar e investigar acerca de las patologías de la comunicación; durante esta época la oratoria y la retórica eran esenciales para la vida pública es en ese momento donde aparecen los primeros “ayudantes” de los Oradores que fueron llamados Foniascos, los cuales se pueden considerar como los Fonoaudiólogos de la época.
Algunos Filósofos también hicieron sus aportes, Aristóteles estableció una teoría del arte vocal oratorio, relacionando recursos vocales con manifestación emocional; también Teofrasio incluyó la filosofía para las reglas de un orador.
Durante la edad media se dejó de profundizar en estos conocimientos de la edad antigua, para luego volver a retomarlos en el periodo del renacimiento, donde hubo un mayor desarrollo e interés en las artes teatrales y operáticas lo que reavivó el interés en el lenguaje.
Desde entonces fueron apareciendo nuevos entendidos en la materia, así como Paul Broca, quien estudiando el cerebro de su paciente descubre zonas especializadas para el lenguaje iniciando así el estudio científico de la representación general del lenguaje; además aparece Alexander Graham Bell con su aporte en el área de estudio de la audición y el habla, creando el Audiómetro; quien también entregó su aporte fue Madame Dejerine, pionera en estudiar comportamientos de habla y sus trastornos, descubriendo variados síndromes neurológicos que hasta ahora llevan su nombre.
Como tal la carrera fue impartida por primera vez a nivel universitario en Hungría en el año 1900, para llegar posteriormente entre los años 30 a 50, teniendo como áreas de estudio la voz, el habla, el lenguaje, la audición y la deglución.
HISTORIA DE SU EVOLUCIÓN EN COLOMBIA
El origen de fonoaudiología en Colombia como en otros países latinoamericanos, está ligado a las especialidades médicas de la foniatría y de la Fisiatría, las cuales se interesó por brindar atención médica a personas con problemas de carácter físico.
Es así como en el año de 1947, un grupo de profesionales de estas especialidades médicas preocupados por la atención de la población infantil con problemas físicos, fundaron el instituto Franklin Delano Roosvelt. Sin embargo, la atención médica que se les brindaba, resultó insuficiente para ayudar a estos niños a superar los problemas derivados de las secuelas irreversibles, ya que no se contaba con el personal preparado para prestar servicios de rehabilitación terapéutica. Razón que llevó a sus fundadores a iniciar el primer programa de fisioterapia en el año de 1952.
Posteriormente, en 1963 estos mismos profesionales crearon la Fundación Colombiana de Rehabilitación, encargada de organizar y abrir en 1966, el programa de Fonoaudiología, que unido al programa de Fisioterapia, integraron la Escuela Colombiana de Rehabilitación (Fonseca, 1989). En este mismo año, se abrió el programa de Fonoaudiología en la Universidad Nacional de Colombia. Ambos programas estuvieron dirigidos en sus inicios por médicos especialistas en fisiatría, foniatría y ortopedia, quienes contaron con el apoyo de personal de Educación Especial, Fonoaudiología y Terapia del Lenguaje, formado en Argentina, Estados Unidos de América y México.
Dado que estos programas de formación, desde su creación estuvieron bajo la tutela del cuerpo médico, fueron descritos como “paramédicos”, con una duración de tres años y conducentes a la obtención de un título de nivel técnico en Fonoaudiología para los egresados de la Escuela Colombiana y de técnicos en Terapia del Lenguaje para los de la Universidad Nacional. Estos primeros técnicas tuvieron una condición de subordinación a los especialistas anotados anteriormente, quienes, según su diagnóstico médico, prescribía el tratamiento y determinaban los procedimientos terapéuticos a seguir, así como su frecuencia y duración.
Posteriormente, en 1968, la Escuela Colombiana de Rehabilitación, se afilió al Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, para brindar al proceso formativo de sus estudiantes su carácter universitario.
En 1969, los egresados de estos dos programas pioneros, se reunieron y constituyeron, la Asociación Colombiana de Fonoaudiología y Terapia del Lenguaje (ACFTL), la cual fue creada para promover y fortalecer el desarrollo de la profesión de Fonoaudiología.
En 1976, las profesoras de los programas de terapia del lenguaje, terapia ocupacional y terapia física de la Universidad Nacional de Colombia, lograron elevar el título de técnico al título de profesional y se incrementó en un semestre el proceso formativo. Como parte de esta reforma, se estableció como requisito parcial para la obtención del título un trabajo de naturaleza investigativa, a través del cual se buscó elevar el nivel académico de formación.
En 1977, la Universidad Católica de Manizales, inició el tercer programa de formación en el país, otorgando el título de Fonoaudiólogo, el cual fue acogido por la mayoría de los programas que se fueron creando a partir de este momento.
Luego en 1978, gracias a la gestión de sus profesores, los programas de terapia del lenguaje, terapia ocupacional y terapia física de la Universidad Nacional, dejaron de pertenecer al departamento de rehabilitación médica y su dirección fue asumida por un profesional de una de éstas tres áreas. Pero sólo hasta el año de 1985, el Consejo Superior Universitario de esta universidad, aprobó la creación de los respectivos departamentos académicos. Este hecho marcó un significativo avance para la fundamentación de los procesos formativos de los fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y terapeutas del lenguaje, dado el reconocimiento de sus campos disciplinares.
El producto de este trabajo se concretó en el documento “requisitos para la creación y funcionamiento de los programas de pregrado de fonoaudiología”, publicado en junio de 1998. En este documento se fijaron criterios en torno a la definición de la profesión, su duración y titulación, el perfil del egresado, el plan de formación, el plan de estudios, el modelo pedagógico, los recursos entre otros aspectos.
Por otro lado el Decreto 80 de 1980, dictado para reorganizar la educación postsecundaria en Colombia, establece cuatro modalidades de formación: técnico profesional intermedio, tecnólogo, profesional y profesional de formación avanzada. A partir de este decreto se inició la formación de técnicos y tecnólogos en terapia del lenguaje, en programas de cuatro y seis semestres, respectivamente. En esta década, se incrementó de manera significativa el número de programas de formación profesional, técnica y tecnológica. En la actualidad, hay 17 programas de formación profesional en Fonoaudiología registrados.